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La comunidad autónoma de Castilla-La Mancha ocupa la segunda posición en cuanto a la superficie del olivar y producción de este preciado producto. Con un total de 447.533 hectáreas, principalmente de olivar de secano destina este cultivo mayoritariamente a la producción de aceite de oliva, y un 17% a la producción de aceituna de mesa.
La variedad por excelencia castellano-manchega es la Cornicabra, pero también se cultivan Picual, Manzanilla y Arbequina, y otras variedades locales como la Castellana también conocida como Verdeja. Entre las calidades producidas, podemos destacar la producción de aceite de oliva virgen extra, donde las cosechas tempranas y los aceites de oliva virgen extra premium.
Cuando hablamos de calidad, en Castilla-La Mancha se encuentran reconocidas cuatro DOPs (Montes de Toledo, Campo de Montiel, Aceite de la Alcarria y Campo de Calatrava), a la que próximamente se le unirá la figura de calidad diferenciada Aceite de la Sierra de Alcaraz, que aportan excelencia a este producto laureado por sus cualidades gastronómicas y saludables, y que forma parte de la dieta mediterránea tan atractiva para el mundo de la restauración como en el de la alta gastronomía.